Situadas en el Callejón de San Ginés donde se alzaba la antigua Iglesia de San Ginés.
Es un depósito de agua que fue construido por Roma sobre la segunda mitad del Siglo I d.c. para abastecer de agua a Toledo.
Es de forma rectangular con unas medidas, aproximadas, de 11 metros de largo por 6 de ancho y con 4 metros de altura.
Para su construcción se emplearon piedras, grandes sillares, que se unieron con una mezcla de agua, arena y piedra ( a lo que los romanos llamaban OPUS CAEMENTICIUM ) revestido en su interior, para impermeabilizarlo, con una mezcla de cal, arena y polvo de ladrillo o de cerámica ( OPUS SIGNINUM ).
El depósito, de grandes piedras de sillares de granito, está dividido en dos zonas separadas por tres arcos, también de granito, que comunicaban las dos naves mencionadas.
Este espacio estaba cerrado con dos bóvedas de caliza blanca.
En la calle, en su fachada, vemos restos arqueológicos del Reino Visigodo porque, sobre este depósito, se levantó un templo cristiano y más tarde, durante el Reino Andalusí, se construyó una mezquita con sus nueve cúpulas sostenidas por cuatro columnas centrales, como era costumbre de dichas construcciones.
Es en el Siglo XII cuando se levanta la Iglesia de San Ginés cerrada al culto en el Siglo XVIII porque la parroquía se traslada a San Vicente.
Su penúltimo destino fue como vivienda particular hasta que este espacio que hoy vemos fue recuperado para que podamos visitarlo.
La entrada es gratuita.