Desde que en 1222 el Papa Honorio II autorizara con su Bula el comienzo de la Catedral de Santa María de Toledo, las personas que han intervenido, en su construcción y conformación, han sido muchas y todas ellas de gran importancia por su relevancia. Bajo el reinado de Fernando III y siendo Arzobispo de Toledo Rodriguez Ximénez de Rada, en el año 1226, se pone la primera piedra en medio de una gran solemnidad. Comienza la obra el maestro Martín, posiblemente de origen francés, con el levantamiento de las Capillas de la doble Girola. A su fallecimiento le sucede en la dirección el maestro Petrus Petri terminando la doble Girola y los Triforios. A finales del Siglo XIV, el maestro Rodrigo Alfonso comienza con las obras del Claustro encargado por el Arzobispo Pedro Tenorio bajo cuyo mandato se realizó la Capilla de San Blas, en la que reposan sus restos, y en la que destacan los frescos pintados por el italiano Gerardo Starnina, discípulo de Giotto. Más tarde, el maestro Alvar Martínez (González según otros) termina una reforma que se llevó a cabo en las fachadas y levanta la Torre de la Catedral bajo el Arzobispado de Juan Martínez de Contreras. Siendo Hannequin de Bruselas quien remata la corona al estilo de la Tiara Papal.